
Esta perrita estaba en el canil municipal y fue adoptada pocos días antes de vencerse su plazo. La tristeza en sus ojos era indescriptible y aumentaba cada día. Afortunadamente, esos ojitos tristes ya no lo están. Fue adoptada por una familia que ya había adoptado a la mamá de esta perrita. Ahora, en casa con su familia y su mamá biológica, disfruta de los días y, seguramente, ya no recuerda la tristeza con la que nos miraba desde adentro de su canil. Gracias por adoptar responsablemente.