
Finalmente Pinky encontró un hogar. Después de pasar largas semanas en el canil municipal a la espera de un dueño responsable y casi llegando a su fecha tope, fue adoptado y ahora disfruta de su nueva casa. Dulce, cariñoso y juguetón, este hermoso macho de a penas 2 años recibe todos los mimos de su joven dueña, quien lo cuida y le enseña a formar parte de un verdadero hogar. En nombre de Pinky, gracias por sumar un nuevo miembro a la familia, por adoptar responsablemente.