En la foto Mora, antes y después de su adopción. ¿Pueden ver su sonrisa?
Esta hermosa hembra labradora pura está castrada y tiene chip. Su familia la abandonó y la dejó librada a su suerte en la calle. Con su dulce mirada supo ganarse el corazón de un matrimonio de comerciantes locales que la albergaron y le dieron de comer en el fondo de su negocio hasta que encontrase una familia. El momento llegó y ahora disfruta feliz de su nuevo hogar donde responsablemente decidieron adoptarla. Una vez más, gracias por adoptar, por ofrecer un hogar transitorio y por ayudarnos a gestar la contracara del abandono.