Esta belleza en miniatura llegó con una tormenta. Así fue como apareció en la puerta de una casa en Barrio Norte, empapada y pidiendo asilo. Dulce, cariñosa y super casera no tardó en ganarse el cariño de quienes decidieron asilarla hasta que se reencontró con su dueña. La perrita estaba muy bien cuidada y educada. Tal como siempre recomendamos, la familia que la recibió visitó al veterinario municipal para chequear si tenía chip de identificación. Al corroborarlo, se informó a su familia, que la fue a buscar de inmediato. Una vez más corroboramos la importancia de identificar a nuestras mascotas.