
Ésta es una de esas historias cuyo final nos reconforta contar. Esta hermosa gatita siamesa tiene dieciocho años y supo brindarse todo ese tiempo a una familia que - en contrapartida - decidió 'dormirla' porque estaba muy viejita. Para sorpresa del veterinario, la gata está en perfecto estado de salud y - como es lógico - decidió no matarla sino darle asilo hasta que encontrase un hogar donde la quisieran de verdad. La gata ahora se llama Paloma y ya está en su nuevo hogar, decidida a brindar todo su cariño durante el tiempo que le quede por delante. Duerme a los pies de su dueña y pide mimos todo el tiempo. Gracias por adoptarla. Gracias por brindarle esta oportunidad. Gracias por estar a favor de la vida.