Este dogo macho ingresó al canil municipal junto con otros dos perros (que tenían dueño) por denuncias de ataques a otros animales.
Sus plazos corrían y parecía que nadie iba a brindarle la oportunidad de rehabilitarse, dentro de un lugar seguro tanto para él como para la familia que lo adoptase y las personas y animales del lugar.
Finalmente, a poco de vencer sus plazos, apareció una familia del barrio donde este dogo solía circular y dijo que el perro había crecido con sus hijos y que no podía dejar que lo matasen! Habiendo acondicionado el lugar para su rehabilitación y para seguridad de todos, hoy este animal tiene una familia que lo cuida responsablemente y estamos seguros de que agradece la segunda chance que le dieron.